Las técnicas electrofisiológicas (neurografía y electromiografía de aguja) permiten una aproximación al conocimiento de la función neuromuscular. La electromiografía obtiene la actividad eléctrica del músculo en reposo o activo (contracción voluntaria máxima y estática). En su aplicación clínica, asiste al diagnóstico y al seguimiento de un proceso de tipo neuromuscular.
Por otro lado, la electromiografía de superficie (EMGS) o cinesiológica permite estudiar la actividad muscular en acciones dinámicas, siendo aplicable al análisis biomecánico de un gesto, al análisis de la marcha, en estudios de fatiga muscular y de rendimiento deportivo y en áreas como la medicina laboral y la ergonomía. La EMGS ofrece algunas ventajas: es incruenta y permite analizar simultáneamente distintos músculos en movimiento y en acciones de duración ilimitada. El procesado de la señal electromiográfica proporciona parámetros de amplitud y frecuencia para estudios descriptivos y comparativos. no obstante, no permite valorar la musculatura profunda y aporta menos definición que los electromiogramas de aguja.